domingo, 17 de abril de 2016

Como en la Película



                      "A woman with six martinis can ruin a city". The Big Knife (1955)


No soy de las personas que salen con alguien que conoció en una red social, tampoco soy de las personas que salen, pero esta fue una omisión y el inicio de una amistad de película. No me acuerdo quién agregó a quién porque no teníamos amigos en común, pero un viernes a la noche estaba conversando con una chica acerca de música y cine, lo que cada uno hacía: artista plástica y actriz, por mi lado, escritor, o un intento de eso. Pero ante tal coincidencia de gustos, siempre hay un pero, y ese pero es que no vivimos en la misma ciudad. Pero no importaba, nos íbamos a ver en Abril porque acababa de publicar mi primer libro e iba a presentarlo en la Feria del Libro de Buenos Aires.

Reconozco que estaba entusiasmado porque es raro encontrar una persona de tu misma edad que no tenga gustos "de la edad tipo", fanática de los 60s, de lo Beat y POP. Cine: Nouvelle Vague y sus ramas. Música: te pasa de The Who a Virus en un parpadeo. Literatura: te pasa de Hemingway a la biografía de Moria en una hojeada. Físico y personalidad: Anna Karina y Elizabeth Taylor se parecen a ella. Vamos a decir que se llama Anna Taylor porque se parece a Anna Karina y bebe como Elizabeth Taylor.

                                           Quién es esta chica que lo es y lo sabe todo?




Por cuestiones de distancia y horarios no pudimos concretar, muy lindo lo del libro pero el viaje había sido en vano porque no pude encontrarme con ella. Fui a jugar el partido de visitante pero se había suspendido, faltaba el de local.

Pese a no vernos la charla virtual seguía su curso hasta que llegamos a Noviembre. Fines de Noviembre y principios de Diciembre es mi época favorita de Mar del Plata porque está el Festival Internacional de Cine y al terminar arranca el Festival Internacional de Jazz. Ella venía al festival de cine porque protagonizaba una película que estaba en competencia: Samuray-S de Raúl Perrone. Por fin nos íbamos a ver, le iba a presentar la ciudad, no venía a la ciudad desde los 11 años en vacaciones familiares, era su primer viaje sola y oh casualidad, un día de la semana que se quedaba, era su cumpleaños. 

Pero esa semana de festival, las olas y el viento sucundum-sucundum, ocurría en la televisión una maratón de Star Wars, era la época a poco de estrenarse The Force Awakens y a cualquier hora que prendías tenías algo de Star Wars Yo ya conté en otra entrada del blog (Dónde estabas en el 2011?) que las películas forman algo muy especial para mí y que no las debo traicionar. Estaba en un dilema, estaba colgado en Cloud City, me unía al lado oscuro y me quedaba en casa o salía con ella y destruíamos la Estrella de la Muerte? Un buen caballero Jedi sabe que debe sacrificarse anteponiendo sus gustos y nos encontramos.

Ella se hospedaba en un hostel cerca del Paseo Aldrey o Ex-Terminal, como quieran llamarlo y nos encontramos el sábado a la mañana, casi mediodía. Yo yendo por Alberti buscando el lugar correcto y me gritan desde un balcón:

"Hey Nicooooo, estoy acá arriba, ya bajo".

Baja y tiene el mismo vestido de Debbie en American Graffiti, me quedo tildado reiniciando Windows en mi cabeza. 



Nos abrazamos y me dice dos cosas que nunca me voy a olvidar:

"Pensé que eras más alto".

"Te cuesta mirar a los ojos, no?"

La primera salida, la opción obvia, la playa, pero recorremos la playa yendo al museo MAR. En el camino hablamos y acá siempre surge un problema cuando te hablas seguido con alguien en una red social y lo te ves face to face: de qué vamos hablar si ya nos hablamos todo? Anna es la clase de persona que la conocés día a día, siempre es algo nuevo. De camino al museo hablamos de lo increíble de esta situación, de un chat de hace un año y ahora acá.

"Vos escritor, yo actriz, el Festival, Mar del Plata, la paz del mar para inspirarse a pintar. Una ciudad por conocer".

El museo dejó mucho que desear, muy grande y pocas cosas, capaz porque no era temporada pero dame algo, la Moria POP ya no estaba y había una sala en mantenimiento, pero fuimos a la playa y pudo recoger en el camino unos rayos de sol que le encantan y algunos caracoles. Fotos, jugar a la orilla del mar que la ola te come, obviamente yo perdí, y así terminó el primer día porque debía irme a trabajar. La acompañé devuelta al hostel y nos íbamos a ver el lunes, día de su cumpleaños.

Llega el lunes a la mañana y ya tenía preparado los regalos: un vinilo beat y un libro de arte argentino de 1924, y mi propio libro. No soy tan buen guía de viaje, porque conociendo por tercera vez a Anna en medio de tal rica charla, me perdí y terminamos en el Hospital Materno Infantil (una anventura terrible la mía). Pero todavía no era mediodía así que no había apuro, además era su cumpleaños, todo mi día era suyo. Se le ocurre la fabulosa idea de, en vez de comer en un restarant, pedir algo y comer en la playa. Perfecto, yo quedo como un goloso total pidiendo media docena de empanadas de jamón y queso y ella como una lady, dos porciones tarta de verduras que no terminó de comer porque las sentía "arenosas", y para beber un jugo Ades de ananá. 

Otra vez playa, charla, charla profunda: ambiciones, relaciones frustradas, muerte, familia, religión y filosofía. Caminando tanto nos estamos acercando a Santa Clara pero decidimos hacer stop porque era demasiado y volvimos por las pequeñas calles que hay por allí que le hacen acordar a su barrio. Pequeño detalle, yo no me puse protector solar y tenía el rostro tipo 


Volviendo paramos en una plaza a descansar y a contestar los mensajes de cumpleaños mientras me habla de los happenings de Alberto Greco y la Menesunda de Marta Minujín como si ella hubiera estado allí, yo creo que lo estuvo. Mientras se me ocurre la maravillosa idea que si venís a Mar del Plata, ningún turista puede obviar...

Señoras y señores aquí están...artistas exclusivos de Mar del Plata...LOS CHURROS DE MANOLO.


Creo que nunca comí churros así en mi vida, pero es lógico porque nos habíamos recorrido toda la extensión de la playa. Café y churros, feliz cumpleaños Ornella. Estaba anocheciendo y estábamos cansados, la acompaño al hostel y de camino ella se detiene, sonríe, me toma del brazo y me dice:

"A mí mamá le encantaba venir acá!"

Otro artista exclusivo de la ciudad...SACOA.



Con lo que invertimos ahí, tranquilamente hubiéramos pagado la deuda externa pero no, vamos al Tetris, juega realmente bien, yo al Snowbros, Pac-Man y por último el clásico autitos chocadores que por suerte pudimos jugar porque...


Tuve una lección de humildad con los autitos chocadores, Anna hace trizas el mito horrible de que los hombres son mejores manejando que las mujeres. Ann estaba poseída, Imperator Furiosa en Mad Max Fury Road.. 

Uno de los mejores días que recuerdo había terminado, la despedí en la puerta del hostel y hasta el miércoles, porque no quería molestarla por si quería experimentar la ciudad por ella misma.

Martes al mediodía casi tarde, yo estaba en casa y recibo un mensaje de Anna:

"Nicooo, creo que me perdí, estoy Sierra de los Padres".

Es ahí cuando casí me agarra un ataque al corazón si algo le pasaba a ella. Cómo le iba a decir a sus padres?

"Ehhh hola padres de Anna, soy Nicolás Pratto, ustedes no me conocen pero soy amigo de su hija. Ann...Ann se perdió en Sierra de los Padres". 

Estaba por tomarme un tacho e irme hasta ya, yo tenía que asegurarme que estuviera bien, verla otra vez. Me estaba preparando y reicibo otro mensaje de ella:

"Ya me ubiqué, ahora estoy tomando vino, es hermoso este lugar para pintar".

                                                             Alivio total.
                    

Llega el miércoles y yo pensaba mostrarle la casa de Victoria Ocampo, Museo Castagnino y librerías del lugar. Llego y me dice:

"Tenemos que ir los dos a Sierra de los Padres, es genial".

Me sentí más aliviado que ella fuera la guía porque yo tenía miedo de terminar otra vez en el Materno Infantil. Se sabía qué colectivo tomar, dónde bajarse, había una pareja con su beba que se hospedaban en el mismo hostel y ella los guió. Anna es la Agente 99 en persona.



Yo tenía el tiempo limitado porque a la tarde tenía que trabajar, si claro. Miré el celular a las 10:27 cuando nos encontramos. Y lo volví a mirar 21:58 cuando llegué a casa. Tomamos sol en las sierras, tuvimos que escapar porque encontramos ratas, fuimos al lugar donde la gente deja sus pañuelos para pedirle bendiciones a los santos, hicimos de fotógrafos para dos señoras y nos dirigimos al restaurant que se ubica en lo más alto para almorzar y apreciar el paisaje.





Luego paseamos por las calles y nos dirigimos a una plaza del lugar, cada vez que recuerdo ese día y a ella suenan Los Gatos: Sueña y Corre. Nos acostamos en el pasto y hablamos de la paja y el arte, o del arte de la paja, no me acuerdo. Un perro-humano, si, así como lo estás leyendo, nos siguió todo el trayecto. En la vuelta quiso comprar vino patero para llevarle a sus padres pero el lugar estaba cerrado, al volver en el colectivo silencio de habernos hablado todo y el cansancio, nos pusimos a leer nuestros respectivos libros, luego se levantó a cederle el asiento a una señora y nos fuimos al fondo, allí me habló del taller de pintura que había empezado, que su profesor Emilio Fatuzzo es un gran maestro y que potencia de una manera increíble lo que uno quiere expresar, más ambiciones. Yo la miraba y me costaba creer cómo alguien puede tener tal potencial a esa edad, en la vida hay cosas que no se deben entender, simplemente apreciarlas.

La acompañé nuevamente hasta el hostel y nos despedimos. Estaba exhausto pero feliz, al otro día me levanté a las 5am para ir a trabajar y reponer el tiempo del miércoles, no me arrepiento.

                      

Playa, videojuegos, sierras, pero faltaba algo, algo sumamente especial, la razón por la que ella estaba aquí: su película. La película se proyectaba el jueves en el cine del shopping Los Gallegos. Noche de gala.

                                                                No tengo 11 años.

Había mucha gente. Comenzó la película y me emocioné, más allá del arribo de la película, era Anna la que me emocionaba. Ver a alguien que realmente se merece totalmente lo que ella con esfuerzo y compromiso logró. Estaba nerviosa y me preguntaba si la veía bien, si actuaba bien. No quería hablar mucho porque iba a llorar. No era lo cholulo de verla a ella en la pantalla y que esté sentada al lado mío, escribiendo conocí a la artista, en Mar del Plata conocí a la persona. Aprecio más al acto de ella cuando le cedió el asiento a alguien que lo necesitaba que verla en el cine, es una artista grandiosa que admiro, me enseña todos los días, me inspira, pero más allá de eso lo loable es la buena persona que es y la energía que contagia.

Termina la película, da una conferencia de prensa y salimos a festejar a un bar donde pasan Jazz. Entramos y estaban tocando temas de Charlie Parker. No quería tomar alcohol porque si ella lo hacía, quería asegurarme de llegue al hostel bien, el típico conductor designado. Estaba por pedir una gaseosa y me dice:

"Pratto! Vos te vas a poner en pedo conmigo". (Trae dos botellas de vino tinto).

"Una para mí y otra para vos".

Estaba perdido.

Tomamos y adivinamos los temas de Parker que tocan, pedimos papas fritas que estaban frías, bebemos y adivinamos el siguiente tema, nos reímos. Ella empieza a decirme que le gusta lo que escribo, yo sus pinturas y de lo excelente que estuvo en la pantalla grande. Llegamos a la conclusión de que esta noche era como La Dolce Vita y que yo trataba de que ella no se metiera en problemas, pero era tarde, los dos estábamos ya ebrios. Nos reímos por la comparación y tiramos los cubiertos al piso, pedimos otra botella, tomamos.

-Te tengo que contar un secreto, creo que me gustás.

-Yo también.

Habían terminado de tocar y nos queríamos ir afuera del bar a tomar al aire libre pero el dueño nos detuvo. No se podía beber alcohol en la calle. En un acto de astucia total de Anna, agarra una botella de vino, me toma del brazo, yo teniendo las dos copas con las que estábamos tomando salimos sin mirar atrás. Nos sentamos  en unos bancos que había en la esquina.

-Un beso.

-No sé, sos una persona muy peligrosa. Sos la clase de persona de la que me podría enamorar.

-Un beso.

Qué importaba ya todo?  El frío y la oscuridad. El mañana, si estábamos en el hoy. Distintas mundos. Tierra-1. Tierra-2. El canon se desgarra. Nos besamos.

No me acuerdo cómo pero llegamos al hostel, nos quedamos afuera, la misma secuencia anterior y yo saco mi cuaderno para leerle algunos de mis textos.

                                                 The Last Time I Saw Paris.

Entramos y nos quedamos dormidos en los sillones, el encargado me dejó quedarme hasta que llegue la luz del día. Dejé a Anna en su habitación y volví a casa tambaleando escuchando Piazzolla.

Por más que había pasado una vida, esta también finalizaba y estábamos en los últimos días antes de que partiera.

El viernes nos encontramos a la tarde-noche y comimos pasta en un lugar que queda por Colón que la verdad ni lo recomiendo, no venían nunca a atendernos. Comimos pasta y después fuimos al cine a ver una película cualquiera del Festival para recrear la escena de À Bout de Souffle. La película terminó siendo tan buena que nos quedamos enganchados.

"Rubin and Ed" de Trent Harris. Voy a mostrar una imagen para que te hagas una idea.



Está catálogado como la peor película del peor director de los 90s. No sé, para mí es un genio. Además estaba en la sala y brindó una entrevista de lo más cómica. Un maestro algo bastardeado en su momento porque se manejaba en el movimiento del VHS.

Salimos y volvimos al bar de Jazz pero ahora era un encuentro de motoqueros, no estaba el romance de la noche pasada. Aparte el dueño nos reconoció y le pagamos como caballero y dama que somos, obvio.

-Hey, vos y tu amiga la loca me deben plata por lo de ayer.

-No es loca, es porteña.

Nos fuimos a una de las fiestas que hacían del festival de cine pero llegamos tarde, lo malo de Mar del Plata es que a las 4am todo cierra. Volviendo al hostel Anna me enseña los pasos de baile de la película Bande à Part y no puedo creer que me tire a Godard a las 4:15am así de la nada. La acompaño hasta el hostel. Mañana era el último día.

Ella estaba ahí pero ya la extrañaba. A la tarde fuimos a la Plaza Mitre de civil y lamentó no haberse traído el longboard para aprovechar la ciudad. Descubrí que su debilidad son las barras Kinder. Estuvimos poco tiempo porque ambos debíamos volver para preparanos para la entrega de premios del festival de cine y después la fiesta.

Estaba explendida y luego de una entrega aburrida cargada de bastantes comentarios políticos fuimos a la fiesta. Tomamos, bailamos, ella bailó, yo era Frankenstein. Nos quedamos afuera pensando en las vallas que dividían la fiesta y los indigentes que dormían al lado. Como si fuera la película "El Ángel Exterminador" de Buñuel. Se queda dormida y se acerca Cristina, una brasilera encantadora que conocimos ahí y que se preguntaba por qué los argentinos del colectivo miraban tanto a las mujeres y que el machismo en Argentina es menos que en Brasil.

Acá es cuando las cosas empiezan a salirse un poco de su control. Toda historia interesante se vuelve más interesante cuando el alcohol participa, y se vuelve peligrosa ante la causa del mismo. El primer indício de que esto se iba a descontrolar fue cuando se acabó el champagne. El segundo fue cuando dejaron de pasar éxitos de los 70s y pasaron a música tecno. Y el tercero fue cuando a partir de las 3:30am nos empezaron a hechar. Una fiesta que termina a esa hora, lamentable.

Habíamos salido y nuestro plan original era el siguiente: fiesta, termina a las 7am, volvemos al hostel, la ayudo con el equipaje, la acompaño a la terminal y la despido cuando sale a las 9:15am. No había Plan B. Si hubo otra opción, nos hicimos amigos de dos chicas, una argentina y otra venezonala que querían seguir de fiesta como nosotros.

Nos tomamos un tacho y le preguntamos al hombre un lugar para seguir la noche, la venezolana saca el celular y dice:

"Yo conozco un lugar, se llama Mundo Dios y es algo de arte que está por la zona del puerto".

Yo soy marplatense y no conozco ningún Mundo Dios y como todos los marplatenses, tratamos de evitar el puerto.

Pero bueno, capaz tenía razón, había que darle una aportunidad. Paramos, tocamos en la dirección, una esquina, una casa antígua, de las altas. Nadie, responde, otra vez, lo mismo. Estábamos en el puerto, en la otra punta del hostel, lo bueno es que tiempo había y la amiga argentina saca el celular y dice:

"Yo conozco un lugar, se llama Zwan y es algo de arte que está por la costa"

Zwan me sonaba, nunca había ido pero sabía que buenas bandas concurren ahí. Tomamos otro auto y el tachero no sabe dónde ir y empieza a filosofar acerca del alba y el mar. Nos bajamos antes de que ocurra algo extraño y seguimos caminando por la costa hasta llegar.

Oh casualidad, estaban cerrando y ya no había prácticamente nadie. La venezolana y la argenta se pelean por vaya saber uno por qué y la argenta se va. Con Ornella habíamos acordado de ir a la orilla a presenciar al amancer y recrear el final de Los 400 Golpes de Truffaut. Nos habíamos separado de las dos pero la venezolana nos sigue y nos dice:

"Nada, es una tarada, no quiere ver el amancer. Me puedo quedar con ustedes y volver todos juntos?"

No había drama, recreamos la escena, fotos, abrazos, nostalgia por lo que iba a ocurrir cuando se marche.



El problema fue la vuelta, porque obviamente la plata se nos fue entre viaje y viaje y tuvimos que volvernos en colectivo junto con una horda de chicos en terrible estado que salían de un boliche de al lado. Yo le quería mostrar lo hermoso del amanecer en la playa a Ann y estos chicos me lo estaban arruinando. La típica del que hace ruido con la moto, comentarios machistas, gente descompuesta, todos yendo a la parada.

La venezolana en ese momento se puso extraña. Miraba la profundidad del mar y decía

"Alguna vez piensan en la muerte?"

"Ay, me caen bien, los invito a un té, pero a vos no porque sos hombre". (osea yo)

"Mi papá trabaja en la embajada y cuando fui a USA me arruiné la ropa y la cara para que me tengan miedo y no me hagan nada. Lo hice en un baño de Houston".

"Las mejores playas son las uruguayas".

"Tengo un cuchillo y gas pimienta por si algún pelotudo se acerca".

Se habían acercado unos idiotas pero los ignoramos y siguieron de largo, el problema fue cuando subimos al colectivo.

Nos dirigimos al fondo y en el fondo había un grupo de chicos y chicas, un novio de de estos le empieza a decir cosas a la venezolana y esta con toda razón le contesta para que se ubique, entra la novia bastante cornuda y lo empieza a defender al novio. Anna se mete y va hacia la novia para que se de cuenta de que el problema es su novio. Si la tocan a Anna  me meto yo y trato de calmar las cosas para que el chico se disculpe y podamos volver tranquilos a casa.

El ambiente parece calmarse, total ya nos teníamos que bajar, pero al bajar el chico le vuelve a realizar un comentario y la venezolana saca el gas pimienta y empieza a rociar a todo el colectivo, nos toma de la mano y empezamos a correr hacia donde sea.

Mi única cercanía que tuve con el gas pimiento fue viendo el partido de Boca vs River. Yo pensaba que si te tiran eso quedas totalmente imposibilitado para hacer cualquier cosa, pero no. Los chicos bajan y empiezan a corrernos.

Domingo 7:30am, Anna y yo corriendo junto con una venezolana para que unos salvajes no nos maten.

Es aquí cuando me di cuenta, cuando todo pasa en cámara lenta y soy consciente de lo que pasó en toda la semana. Tenía la saga de la que soy fan en la televisión, tengo muñecos, comics, lo que sea de Star Wars, vino Ornella y me olvidé de todo. De Star Wars, de trabajar, de las películas para ver en el festival, lo que sea. Ornella produce eso, nada se negocia. Porque mi amor por las películas lo comparto con ella porque me hace acordar de películas, me habla de las películas que me gustan y a ella le encantan. UNA CHICA QUE TE TIRA THEY LIVE DE JOHN CARPENTER A LAS 6AM. TE DICE QUE SU SOUNDTRACK FAVORITO ES EL DE AMERICAN GRAFFITI Y QUE SI TUVIERA QUE VIVIR EN UNA PELÍCULA SERÍA BLOW UP DE ANTONIONI.

La amé y la amo cuando corriendo por nuestras vidas de la mano, nos miramos a los ojos y nos dijimos :

"Esto es como en la película, Jules et Jim de Truffaut".



No sabíamos hacia dónde corríamos pero seguíamos a la chica que estaba delante de nosotros, doblamos hacia una parada de taxis y nos subimos a uno. Los chicos llegaron y querían abrir la puerta pero ya habíamos puesto las trabas, el taxista arrancó y los perdimos. Totalmente agitados llegamos al hostel y nos despedimos de la venezolana que seguía rumbo con el auto. Nos abrazamos y besamos, no podíamos creer lo que acababa de pasar. Nos quedamos un momento sentados para calmarnos y la ayudé con el equipaje a Anna.

Llamamos un auto, el último de toda la aventura de la semana, este para ya irnos a la terminal. Orne alerta está por sufrir un ataque de pánico, hablamos, nos abrazamos y nos calmamos. A todo esto no sabíamos qué hora era. Llegamos a las 7:43am. Habían pasado 13 minutos nada más de todo lo ocurrido.

Nos sentamos en el piso aguardando, con sueño, agitados, tristes. Ella se iba, el final de Casablanca pasaba por nuestras mentes.


Cada uno se entrega una carta dedicada al otro expresando lo que vivimos esos 7 días. Esos 7 días que nunca olvidaré, que conocí a una amiga, a una artista y una gran persona de la que estoy orgulloso. 

Al llegar el colectivo nos despedimos, ella sube y le toca un lugar arriba junto a la ventinilla, la veo, nos vemos y se pone a llorar. Yo no, Humphrey Bogart no lloró en Casablanca. Por último me mandó dos mensajes:

"No seas el tipo dirto de la peli, tirame un beso". 

Se lo tiro y el colectivo arranca y desaparece entre los edificios.

"Ya está, te diste vuelta y te vi desaparecer entre la gente. Andá a saber a qué rumbo. Hasta luego querido!"

"Como en la película", frase mítica que va quedar en la historia, toda esa semana fue "como en la película". Gracias Anna por hacerme pasar una de las mejores semanas de mi vida, y con total modestia sabés que yo aprendo de vos más de lo que vos podés aprender de mí.

Cada vez que escucho el soundtrack de American Graffiti me acuerdo de ella. Only you can make this change in me.



-Sabés Terry? Lo pasé muy bien esta noche. De verdad. La pasé muy bien. Tú me invitaste, bebimos whsky, vimos un asalto y fuimos al Canal. Te robaron tu auto, te vi enfermo y tuviste una soberana pelea. Realmente la pasé muy bien. 

-Si, yo todas las noches me divierto mucho.

-Quizá mañana esté libre. Por qué no me llamas?

-Si, podría. Tengo una Vespa como pasatiempo.

-De verdad? Es casi como una motocicleta y yo adoro las motocicletas.

-Haberlo dicho antes. Nos hubiéramos ahorrado un montón de diversión.

-Debo irme.


sábado, 16 de abril de 2016

Nicolás Pratto: En busca del género perdido



  " Creo que todo el mundo posee lo que podríamos llamar una inteligencia musical universal"
                                                                    Bill Evans


Una de las virtudes que amo del arte es que este no debe ser explicado, simplemente se siente y nos conduce a un mundo de experimentación sensorial único."No sé por qué pero esta melodía me hace llorar y es algo instrumental, no hay letra". "Mi cuerpo responde, baila, la mente es un testigo silencioso". Justamente fui cosnciente de eso cuando conocí el Jazz.

Cuando cursé Psicología, lo único que recuerdo es que nuestra profesora nos dijo: la edad de los 12 años es fundamental para cualquier persona, porque es ahí cuando los gustos de una persona se fundamentan, principalmente los musicales. Uno busca su grupo, su identidad y voz, y yo estaba en un cambalache de gustos por mi familia:

Padre: The Beatles, Sui Generis, Pink Floyd, Vox Dei, Creedence, Virus.

Madre: Luciano Pavarotti, Sandro, Edith Piaf, Sui Generis, Charles Aznavour, Los Gatos,

Hermana: Catupecu Machu, Ramones, 2 Minutos, Green Day, Sui Generis

Hermana: Ramones, The Beatles, John Lennon, John Lennon, John Lennon.

Yo estaba perdido en tales géneros y explorando más, a los 12 era eso sumando The Yardbirds, Almendra, Led Zeppelin, Pescado Rabioso. Pero no era algo mío, siempre era una recomendación a escuchar, pero nunca hacía arqueología de yo encontrar esta gema por mis medios y por qué no también miedos.

Para conciliar el sueño, prefiero dormir con la radio prendida, en parte de compañía y otras también porque me gusta despertarme a la madrugada y tratar de sacar el tema que están pasando en ese momento. Generalmente pongo la 103.3 que a la medianoche pasan hits de los 70s y 80s, pero por error el dial estaba en 100.3 y en una noche cualquiera, prendí la radio para dormir. Casi como un efecto que tiene una serpiente al escuchar la melodía de su encantador, estaban pasando un tema bastante conocido pero que no sabía su autor. Era "What a Wonderful World" de Louis Armstrong, pero mi reacción fue: 

"Ah claro, el tema de Madagascar".

La letra me hacía acordar a "Imagine" de John Lennon, pero más allá el ritmo amable, la voz de Armstrong, me ponía en época, no sabía el tiempo exacto pero deducía que habrían sido los 50s o 60s y ese tiempo siempre me llamaron, no sé, la nostalgia de lo no vivido. No sé lo que quiero pero lo quiero ya y le pregunté a padre y a tío que me instruyan: papá me empezó a comprar unos discos de Jazz que sacaba Clarín semanalmente y mi tío algunos de sus discos viejos que ya no escuchaba.


                                                                       Y yo tipo.


 El primer volumen fue Armstrong, bien terreno conocido, luego Ella Fitzgerald, Glenn Miller, Sarah Vaughan, Bill Evans, Billie Holiday. En la parada del colectivo, en el colegio con un auricular para que no me vieran, al comer, al dormir. Y todo el mundo pasó a ser como una película Film Noir pero sin villanos, la gente usaba trajes, sombreros, era amable. Pero todavía no me llegaba, era algo agradable a escuchar, música de fondo, como si fuera un soundtrack de mi vida, pero no tenía emoción, la película no tenía acción. Había conocido nada más que el Jazz de orquesta.

Todo cambió en el número 13 de la entrega semanal: John Coltrane.

                        

Voy hacer mención especial al track list que fue el siguiente:

01 My Favorite Things
02 Naima
03 Mr.PC
04 Traneing In
05 Impressions

Ningún tema era la versión del estudio, era una grabación en vivo de Coltrane en el Village Vanguard, lugar donde los músicos experimentaban sus clásicos. Cada disco que venía lo prefería escuchar solo, como si fuera un ritual, algo mítico y privado. El tiempo era al llegar a casa del colegio, llego, lo veo pero no lo escucho, primero almuerzo, luego me siento, lo abro y pongo play.

Sentí lo mismo cuando mi padre me compró Jimmy Hendrix Live at Woodstock con la intro del himno estadounidense, y sentí lo mismo cuando me compré Deep Purple in Rock con Child in Time. Todo eso pero al cuadrado infinito. Como diría Chet Baker: I fall in love to easly.

              

Me sentía como una colegiala que ve al mariscal de campo después del partido y este la invita a tomar unos licuados. Pero Coltrane es alguien a quien aprecio mucho porque en un momento de mi vida en todo era serio, cotidiano, insulso, fue una ráfaga de emociones, colores, mundos que desconocía. Es como esa película oculta que uno encuentra en la madrugada y sabés que al otro día te tenés que levantar temprano pero te la quedas mirando igual, la película y vos a oscuras, algo íntimo que comparten, la privacidad de algo que uno no entiende pero igual disfruta.

Cuando conocí a Coltrane, conocí el avant-garde, entre ellos a Ornette Coleman y las pinturas de Jackson Pollock que es el que le hacía la tapa de los discos:



Coltrane y Pollock me acercaron al cine de Cassavetes, los cortos de Horacio Vallereggio, libros de Keraouc y Tolstoi, el comic de Paolo Parisi, acercarme más a lo mío, si el Jazz es la música de Estados Unidos, cuál es la música de mi país? Me acercó al Tango, a Piazzolla. Y esto para un chico de 12 años que siempre a esa edad trató de crecer a tropezones, era y sigue siendo algo mítico porque es contrabandear algo que no está en boca de todo. Yo nunca escuché en ninguna mesa hablar de Willem de Kooning, King Oliver o de Hemingway, y descubrir un mundo donde se puede conversar más allá del clima y de política es hermoso, porque escucho y aprendo, intercambio, no hay una verdad, hay sensaciones. Cuando escucho Jazz no sé si voy a reír o llorar, es similar a estar contento y recorrer cada lugar de la casa para expresar de alguna manera lo que sentimos.

Sinceramente no me enorgullezco de lo que acabo de escribir porque expresar la música de una manera que no es sonora, es sumamente diífcil. Es algo que desde  hace 7 años que pensaba escribir y nunca encontraba el ritual adecuado, pero hoy ella me habló y me enseñó que no hacen falta métodos pero decir lo que uno siente, cuando Monk toca no piensa en la próxima nota, piensa en la que está tocando y el efecto que tiene este en su sonido. Free-Jazz. Free-Write. 

Humildemente voy a dejar un top ten de mis discos/temas favoritos:











Mención especial para no olvidar las películas: Bernard Herrmann: Taxi Driver