Después de almorzar fuimos a caminar, yo la seguía a ella, o ella me seguía a mí, perdidos en la conversación caminábamos sin rumbo hasta que llegamos a la calle Rivadavia y oh genial idea se nos ocurrió ir a Sacoa. Ya habíamos ido la vez pasada a modo de descarga de stress (pobre los cocódrilos del juego ese de golpearlos), pero ahora para divertirnos, y porque me había quedado con las espina de jugar al tejo y ella que es la mestra del juego ese de las monedas que empujan otras monedas.
Pero claro, es Mar del Plata en invierno, la ciudad fantasma que tiene todo cerrado. Así que Sacoa out, no había plan B anhelo de satisfacción y empezamos otra vez a caminar sin rumbo hasta que llegamos, viste esos momentos en que estás con alguien y entras a un lugar por entrar? Como cuando estás en el supermercado y te preguntas "por qué vine acá", acv de por medio.
Nos sentamos y ella me da un regalo genial-espectacular-épico, de algo que me encanta como Star Wars y estoy disfurtando en estos momentos mientras escribo.
Una taza de Darth Vader. (Con la definición de esta foto me diagnosticaron Mal de Parkinson)
Me tiró Star Wars, increíble. Más cuando empezó a hablarme de las películas de Marilyn Monroe de Billy Wilder. Más genialidad? Está viendo un especial de peliculas del oeste de SAM PECKINPAH. No es alguien que te tira la obvio onda: Kubrick, ni hablar de los que te dicen Tim Burton. Ella te va a la raíz, disfruta.
A todo esto, yo estaba asombrado y no me daba cuenta del lugar donde nos encontrábamos: un café de cuarta-kiosco-ciber-en construcción. Al lado nuestro pasaban tipos de la obra, gente que hacía fila para comprar en el kiosco y UN CIBER. CIBER. Ah listo re 2008. Ahora en el 2016, 8 años después la gente que va a los Ciber son pedófilos, la clase de gente que te dice "mami" o "bebota" por la calle, los que se ríen "jijiji" o "jejeje", esa clase de gente. Ella encantadora y la había traído a un lugar como este, pero no era lo peor.
Lo peor fue cuando tanteo mi billetera y la siento liviana, qué pasó? Sólo tenía $100. Tengo miedo de mirar la carta. Miro la carta, la miro a ella, sonrío pero por dentro tengo ganas de llorar.
-Disculpame por no ser un caballero.
(ríe)
-Sólamente me alcanza para la opción 3: Café, Lágrima o Té acompañado con un alfajor de maicena. $45.
-Ay Nico, no te hagas drama. Dale, no me importa.
-No, si hay que hacerse drama porque no te puedo traer a un lugar así lleno de pedófilos. Quiero ser caballero y cordial pero no tengo armadura, escudo ni espada.
Ella así.
Y yo.
Me debo sacar el sombrero ante ella y pedirle disculpas. Al momento de pagar, la chica viene y de la nada nos dice:
-Chicos, qué pasó que no se comieron los alfajores? Quiéren que se los envuelva para llevárselos?
-No, lo que pasa es que no teníamos apetito.
Salvé mi dignidad porque la verdad si pedía envolver dós míseros alfajores era Brandoni en Esperando la Carroza.
Se había hecho tarde, caminamos hasta su parada, se detuvo en un lugar donde venden figuras coleccionables, yo como a todo lugar que paso que sea comiquería-librería hago la señal de la cruz porque me encuentro en suelo santo. Se ríe hasta que llegamos a la parada y nos despedimos, nuevamente gracias por la taza y hasta la próxima, si claro, como si después de todo esto me quiera volver a ver.
Ay Nico, eso te pasa por salir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario